¡Hola, lectores valientes! Hoy toca hablar de la Epopeya de Gilgamesh o el Poema de Gilgamesh. Una obra sorprendentemente actual para haberse escrito hace milenios, entre el 2500 y el 2000 a. C.
Se trata de una narración acadia en verso sobre las peripecias del legendario rey Gilgamesh. Está basada en cinco poemas independientes sumerios y constituye la obra épica más antigua del mundo. Al principio del poema, Gilgamesh es el tiránico rey de Uruk, cuyos súbditos se quejan a los dioses, cansados de su lujuria desenfrenada. Las divinidades atienden esta súplica creando a Enkidu, un hombre salvaje destinado a enfrentarse a Gilgamesh. No obstante, cuando ambos empiezan a combatir, en vez de darse muerte se hacen amigos y emprenden peligrosas aventuras. Juntos dan muerte al gigante Humbaba y al Toro Celeste mientras Gilgamesh rechaza el amor de la diosa Inanna. Como castigo a estos actos de impiedad, los dioses hacen que Enkidu muera en plena juventud. Sobrecogido, Gilgamesh emprende la búsqueda de la inmortalidad, que le lleva hasta los confines del mundo, donde viven el sabio Utnapishtim y su mujer, únicos supervivientes del Diluvio y a los que los dioses concedieron el don que Gilgamesh anhela. Sin embargo, el héroe no obtiene lo que ansía. Durante el camino de vuelta, consigue encontrar, siguiendo instrucciones de Utnapishtim, una planta que devuelve la juventud a quien la toma; pero una serpiente se la roba y Gilgamesh vuelve a la ciudad de Uruk con las manos vacías, convencido de que la inmortalidad es patrimonio exclusivo de los dioses.
Esta es, en definitiva, la sinopsis de una historia completamente atemporal sobre las relaciones humanas, el amor y el duelo. Tanto es así, que es considerada la primera obra literaria que hace énfasis en la mortalidad humana frente a la inmortalidad de los dioses.
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«Ábrelo. Levanta su tapa. Saca de él la tablilla de lapislázuli. Lee cómo Gilgamesh todo lo sufrió y todo lo superó».
Anónimo.