Lectores valientes, por fin tengo un ejemplar de La guardiana del Santo Reino en mis manos (irónicamente, era la única persona que no tenía una copia). Lo que he sufrido y llorado por Carolina sólo lo sé yo, pero valieron la pena tantos años, sacrificios y lágrimas. Sin embargo, no siento que haya llegado al final de nada, sino que estoy al principio de todo.
Quiero daros las gracias por haberme apoyado, por haber conseguido que el libro fuera bestseller y por darme fuerzas para continuar escribiendo. Sin vosotros, no podría seguir adelante.
También quería contaros que hace poco le firmé la novela a un lector, algo que hasta ahora nunca había hecho. Aunque la petición me pilló con la guardia baja, intenté que la dedicatoria y la firma fueran bonitas. Me dieron un abrazo, así que supongo que lo logré.
Por último, os deseo unas felices fiestas y que disfrutéis del milagro de estar vivos junto a vuestros familiares y seres queridos. De la misma manera que Carolina no se rindió ante la oscuridad y la muerte, vosotros no lo hagáis.
Cuidaos mucho. Os quiero.
Siempre vuestro,
M. Escabias